
El legado de Kaoru Mende, referente internacional del diseño de iluminación, ha marcado una profunda transformación en la manera en que entendemos el tratamiento de la luz en la arquitectura y el urbanismo. Su obra no solo ilumina, sino que define y carga de significado los espacios que habita, utilizando las sombras como elementos narrativos que enriquecen la experiencia espacial a través de ambientes emocionales y funcionales.
Nacido en Tokio, en 1950, el japonés se formó en diseño industrial y medioambiental en la Universidad de Arte de la ciudad. Uno de los máximos hitos de su trayectoria fue la fundación de la firma Lighting Planners Associates Inc. (LPM), en 1990, organización clave en la historia de la iluminación arquitectónica y urbana en Japón.
Inspirado por El elogio de la sombra del escritor Junichiro Tanizaki, su enfoque fusiona lo tradicional japonés con lo contemporáneo. Esta obra de 1933 es un manifiesto sobre la estética japonesa que indaga sobre cómo en Occidente la belleza siempre ha estado ligada a la luz, a lo brillante y a lo blanco, mientras que lo oscuro, lo opaco y lo negro tienen un aura negativa. Sin embargo, argumenta el autor, en Japón la sombra no tiene esta connotación y es considerada como parte de la belleza.
Así como a lo largo del libro se explora la relación entre la sombra, lo tenue y el contraluz, el diseñador Mende comparte una concepción similar en la que celebra las sutilezas de la oscuridad en la cultura japonesa. A diferencia de otros diseños que priorizan la intensidad luminosa, se interesa por la calidad de la luz, explorando su capacidad para generar sensaciones de calidez y profundidad, incluso cuando la luminancia es baja. De este modo, logra crear atmósferas que invitan a la introspección y la conexión emocional con el espacio.
En sus años de trayectoria, Mende ha ampliado su visión del diseño de iluminación hacia la escala urbana y ambiental, reconociendo el papel fundamental de la luz en la construcción de paisajes nocturnos y en la configuración de la identidad de las ciudades. Sin embargo, también ha abordado los efectos negativos de la contaminación lumínica, una cuestión que identifica como un factor creciente –y preocupante– en la actualidad.
Para tratar este tema, creó la iniciativa Lighting Detectives, una organización sin fines de lucro dedicada al estudio de la cultura de la iluminación y a la promoción de prácticas responsables y sostenibles en el diseño de la luz. Este enfoque reflexivo sobre la iluminación va más allá de la simple creación de ambientes atractivos y busca generar conciencia sobre el impacto de la luz tanto en el entorno como en la calidad de vida de las personas.
Basándose en estudios exhaustivos sobre el entorno de la iluminación y en trabajos de campo, Lighting Detectives es un lugar para debatir sobre el futuro de la humanidad y una mejor iluminación. Sus miembros, los detectives, realizan actividades periódicas y también participan en diversos eventos externos. Entre las tareas de este grupo se destacan paseos por la ciudad, encuestas de paisaje urbano, publicaciones, seminarios y talleres de participación ciudadana.
El espectro de los trabajos de iluminación de Kaoru Mende abarca una amplia gama de paisajes, centrándose siempre en la cultura de la iluminación, concepto que atraviesa transversalmente todas sus obras con el objetivo de generar una experiencia que evoque a la reflexión de los usuarios.
Como pionero de una visión cosmopolita, el diseñador dejó su huella en proyectos magníficos: el Foro Internacional de Tokio, la Estación de Kioto, el Memorial de Nagasaki para las víctimas de la bomba atómica y el Museo Nacional de Singapur son algunos trabajos referentes entre los 700 que conforman su portfolio. Estos proyectos le han valido reconocimientos globales como el Premio Internacional de Diseño de Iluminación de la Illuminating Engineering Society, el Premio de Iluminación de Japón del Illuminating Engineering Institute of Japan, el Premio de Diseño Cultural de Japón y el Premio de Diseño Mainichi.

TRES PROYECTOS DESTACADOS
Tokyo International Forum, Japón
Diseñado por el arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, este complejo cultural multicines cuenta con siete salas de distintos tamaños, entre ellas una sala de cristal con una estructura similar a una nave espacial suspendida en un inmenso atrio y un suelo de luz de 7,5 metros de ancho que atraviesa el recinto.
El diseño de iluminación ha sido destacado como un ejemplo de iluminación arquitectónica dinámica y cómoda que va más allá de la iluminación dominante típica de la mayoría de las luces públicas.
Desde el diseño esquemático hasta la finalización, el diseño de iluminación llevó seis años y medio. Especialmente destacable es la iluminación de la sala de cristal, que ha añadido un nuevo icono al paisaje nocturno de Tokio al iluminar únicamente la estructura suspendida en su interior con una iluminación puntual de focos de ángulo estrecho.

Jewel Changi Airport, Singapur
El aeropuerto Jewel Changi es un desarrollo de uso mixto firmado por Safdie Architects, que contiene jardines, atracciones, tiendas, restaurantes, un hotel e instalaciones para las operaciones del aeropuerto. Se creó una sorprendente experiencia de iluminación en constante cambio dentro de la gigantesca cúpula de vidrio con voltex de agua con el concepto general de un anfiteatro de 24 horas.
A medida que pasa el tiempo, las expresiones de luz cambian gradualmente, para revelar las 24 horas completas de operaciones de iluminación preestablecidas utilizando luz natural y artificial. Se propuso una iluminación blanca modulable para las áreas que reciben luz natural para brindar una experiencia de color uniforme. Esto borra la impresión de estar en un espacio interior cerrado, ya que la iluminación cambia constantemente para combinarse con el color de la luz natural.
Memorial de Nagasaki, Japón
Este monumento es una expresión de duelo por las víctimas de la bomba atómica que detonó en Nagasaki en 1945. Reflejando el deseo de la nación de expresar la enormidad de la destrucción, se colocó una partícula de luz por cada persona que murió en la detonación. Así la estructura contiene 70.000 partículas de luz que se balancean suavemente con el viento y crean una escena nocturna solemne para recordar a los difuntos.








